jueves, 26 de agosto de 2010

Para que Tengan un dia de descanso todo esto ocurrio....

En noviembre de 1884 se celebró en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor, en el que se propuso que a partir del 1º de mayo de 1886 se obligaría a los patronos a respetar la jornada de 8 horas y, si no, se iría a la huelga.

En 1886, el Presidente de los Estados Unidos, Andrew Johnson, promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Como esta ley no se cumplió las organizaciones laborales y sindicales de Estados Unidos se movilizaron. Llegada la fecha, los obreros se organizaron y paralizaron el país productivo con más de cinco mil huelgas.

La magnitud de la lucha fue tal, que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas afirmó: “Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales...”. Pero, en Chicago la represión patronal fue brutal. En una concentración estalló una bomba y murió un policía. Se ordenó el arresto de los culpables y comenzó un proceso de allanamientos de imprentas de domicilios privados y de persecución. Hubo ocho detenidos y fueron condenados a la horca. A ellos se los llamó “Mártires de Chicago”, por la injusta condena realizada en esa ciudad norteamericana.

lunes, 23 de agosto de 2010

dia del trabajador


El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo, es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial.

Desde su establecimiento en la mayoría de países (aunque la consideración de día festivo fue en muchos casos tardía) por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de laSegunda Internacional, celebrado en París en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago. Estos sindicalistas anarquistasfueron ejecutados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas, que tuvieron su origen en lahuelga iniciada el 1 de mayo1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket. En la actualidad es una fiesta reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general, se celebra muchos de los países. de

Llamativamente, en los Estados Unidos no se celebra esta conmemoración. En su lugar se celebra el Labor Day1882 en un desfile realizado en Nueva York y organizado por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor, en inglés). El presidente Grover Cleveland, auspició la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento socialista en los Estados Unidos

Día Internacional del Trabajador!


Desde su establecimiento en la mayoría de países (aunque la consideración de día festivo fue en muchos casos tardía) por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en parís en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago. Estos sindicalistas anarquistas fueron ejecutados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas, que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket. En la actualidad es una fiesta reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general, se celebra en muchos de los países.

miércoles, 18 de agosto de 2010

El 1° de mayo se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Trabajo en homenaje a los llamados Mártires de Chicago, grupo de sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en 1886 por participar en luchas reivindicatorias para conseguir una jornada de trabajo de ocho horas, ya que en esa época era usual que la misma fuera de 12 y 16 horas diarias, pudiendo llegar, según la legislación norteamericana, a las 18.

En 1884 la Federación de Trabajadores de los Estados Unidos y Canadá convocó a los trabajadores para luchar por la jornada laboral de ocho horas, declarando, en forma unilateral, que los obreros iban a cumplirla a partir del 1° de mayo de 1886. El lema era: "Ocho horas para el trabajo, ocho para el sueño y ocho para la casa".

En 1886, el presidente de Estados Unidos, Andrew Johnson, promulgó una ley (ley Ingersoll) estableciendo ocho horas de trabajo diario. Como los empleadores se negaron a acatarla, los trabajadores de la ciudad industrial de Chicago iniciaron una huelga el 1º de mayo, que comenzó con una manifestación de más de 80.000 trabajadores liderados por Albert Pearsons. A partir de allí el conflicto se fue extendiendo a otras ciudades de Estados Unidos, entrando en paro más de 400.000 obreros en 5000 huelgas simultáneas. La magnitud del conflicto causó preocupación al gobierno y al sector empresarial, que creyeron ver en las manifestaciones y huelgas el inicio de una revolución anarquista.

En Chicago las movilizaciones continuaron el 2 y 3 de mayo con violentos enfrentamientos entre los huelguistas y la policía. El punto culminante se produjo el 4 en la plaza Haymarket, en la que 20.000 obreros enfrentaron a casi 200 policías. Durante la manifestación, una bomba, cuyo origen no pudo ser determinado, mató e hirió a varios policías. La policía abrió fuego matando e hiriendo a un gran número de trabajadores. El gobierno declaró el estado de sitio y toque de queda, deteniendo a numerosos huelguistas. Los paros cesaron y los obreros volvieron a sus trabajos.

El 21 de junio de 1886 comenzó el juicio a 31 obreros acusados de haber sido los promotores del conflicto. Todos fueron condenados, dos de ellos a cadena perpetua, uno a 15 años de trabajos forzados y cinco a la muerte en la horca.

Luego, las empresas comenzaron a aceptar la jornada de 8 horas, que fue universalizándose. En 1889 el congreso en París de la Segunda Internacional (organización formada por los partidos socialistas y laboristas) acordó celebrar el Día del Trabajador el 1° de mayo de cada año.

Comienza a surgir el derecho del trabajo como un conjunto de mecanismos tendientes a proteger al trabajador (parte débil de la relación) de los abusos, y como forma de encauzar los conflictos sociales a través de la negociación, el diálogo y la composición, con la finalidad de desterrar la violencia de las sociedades.

jueves, 12 de agosto de 2010

¿SOMOS REALMENTE CONCIENTES DE ESTO?(part 4)

[...]

Muchas voces en el mundo se elevaron para pedir se indulte a los sentenciados. La tiranía mata por cobardía, por temor; pero las ideas no mueren ni por estrangulamiento. “A lo largo de la historia, el origen de la violencia ha sido la propiedad privada”(A. Spies). A dos de los condenados les cambiaron la pena por cadena perpetua. El joven Louis Lingg en su celda, vísperas de la ejecución, en desacato final, se voló la tapa de los sesos con un fulminante de dinamita.

El mediodía del viernes 11 de noviembre de 1887 cuatro hombres (Spies, Engel, Parsons y Fischer) cubiertos con togas blancas subieron al patíbulo. Spies habló mientras el verdugo le cubría la cabeza con la capucha: “Llegará un tiempo en que nuestro silencio será más poderoso que las voces que ustedes hoy estrangulan”. Parsons gritó: “¡Permítame hablar, sheriff Matson! Que se oiga la voz del pueblo…” La gruesa cuerda de esparto ahogó esas palabras que resonaran por siempre...

Acompañaron sus funerales decenas de miles de personas. Las fábricas empezaron a reducir a ocho horas. El ejemplo de los “Mártires de Haymarket” sigue inspirando a los que luchan contra las injusticias y la explotación y su recuerdo se revive cada Primero de Mayo. La adversidad de los migrantes, la presente situación de la masa proletaria no actualiza esta historia?

¿SABREMOS RESPONDER?
Los necios no aprenden de la historia. Al concluir nos asalta una interrogación. Para evitar los inútiles costos de la confrontación y en el entendido de que ha de prevalecer la inteligencia y la civilización, exploramos con convicción la corriente de la mediación y el diálogo; mas ¿qué sucede cuando los dueños del poder político o económico envilecen el diálogo y lo usan frívolamente como ardid? ¿Las masas no recuperan el derecho de irrumpir por sus fueros y hacer uso de otros medios? ¿Podremos por convicción o conveniencia evitarlo?

JUBILADOS Y MADRES QUE TRABAJAN
El Congreso de la II Internacional, realizado en París en 1889, declaró al primero de mayo “Día de la Solidaridad Internacional de los Trabajadores”. Y así es como debemos conmemorar y entenderlo: Día de la Solidaridad de los Trabajadores. No es, pues, simplemente el “Día del Trabajo”. En el momento actual los que demandan, en primera línea, nuestra solidaridad, son los trabajadores jubilados, su causa debe ser la causa de todos. Su injustificada situación no es tan solo ocasionada por los gobiernos, como señalan algunos empresarios queriendo desentenderse de su responsabilidad; pues resulta que los gobiernos siempre han sido representantes y exponentes de los intereses empresariales. No obstante, todos debemos comprometernos en darles una solución ya y ahora. Los trabajadores jubilados no tienen tiempo para esperar.

Después del primero de mayo se celebra del Día de la Madre. Podemos hablar, entonces, con solidaridad, de un doble tributo, en una sola intención, en una sola persona: a las madres trabajadoras como síntesis de madre y trabajo. Exaltando el trabajo, Benjamín Constan dice que “el sudor del hombre es el mejor abono para la tierra”, parafraseando: el sudor de la madre es abono para la vida; tal vez por eso Dumas escribió “la maternidad es el patriotismo de las mujeres”. La madre trabajadora construye la Patria criando bien a sus hijos y faenando la existencia de su hogar y su familia, en su propia casa o buscando un pan fuera de ella. Su sacrificio generoso nunca es suficientemente compensado. En su inmensa entrega ella se resarce, como suya, en la felicidad de sus hijos.

El homenaje, no un día, ¡ojalá todos los días de la vida!

¿SOMOS REALMENTE CONCIENTES DE ESTO?(part 3)

[...]

4 DE MAYO
Fischer y Engel, otros de los dirigentes, promovieron para este día en la plaza de Haymarket (mercado del heno), un mitin para protestar contra la matanza. Se concentraron varios miles de obreros. Se inició a las siete y media de la noche. Los oradores fueron Spies, Parsons y Fielden. Fueron discursos esclarecedores no de incitación. Cuando intervenía Fielden, empezó a llover y más de la mitad de los asistentes se retiraron. El mitin estaba por concluir, cuando se escucharon botas que chapoteaban arrogantes cruzando la plaza. Un numeroso grupo de policías fue a apostarse desafiante junto al vagón que servía de tribuna.

Los policías tenían un “plan trazado para provocar un incidente” que –como siempre- justifique la represión, la persecución y la destrucción del movimiento y de sus dirigentes. Los sucesos se dieron vertiginosamente. Un oficial exigió a los manifestantes que abandonen la plaza, Fielden bajando del vagón apenas pudo responder “Nuestro mitin es pacífico…” Ese momento estalló entre los grupos de la policía una bomba. Muchos se desplomaron y uno cayó muerto. La fuerza medrosa abrió fuego al acaso. Los trabajadores corrieron. En tan solo segundos cayeron varios muertos y centenares de heridos. La prensa capitalista que en todo el proceso venía desinformando y azuzando contra los obreros se desató furiosa y acometió a los sindicalistas, calificó al mitin de “multitud embrutecida” (Chicago Tribune). “Estas serpientes se han calentado y alimentado bajo el sol de la tolerancia hasta que, al final, se han envalentonado para atacar la sociedad, el orden público y el gobierno”. Es hora de “infundir un miedo benéfico” entre los trabajadores. Por otro lado se rotulaba a los policías como “héroes de la ley y el orden público”.

CACERÍA Y PATÍBULO
De inmediato comenzó la cacería y los registros generales. Se encarcelaron a todos los activistas y se inició causa contra los principales dirigentes: Ausgust Spies, Michael Schwab, Samuel Fielden, Albert R. Parsons, Adolph Fischer, George Engel, Louis Lingg y Oscar Neebe. La acusación era el asesinato del policía Mathias J. Degan en la plaza de Haymarket. De los ocho indiciados solo dos estuvieron presentes en la plaza; no obstante, el New Cork Tribune, reclamaba que “todos los líderes obreros fuesen ejecutados de inmediato”. El Gran Jurado se constituyó, no como debió hacerse, por sorteo; se seleccionó de entre 981 candidatos, a doce sujetos que profesaban “un odio abierto a los obreros”; el alguacil, al igual que los escogió, garantizó, con desparpajo, la horca como desenlace. Sin pérdida de tiempo, el 17 de mayo se reunió e instauró el llamado “Proceso de Haymarket”. El juicio se fijó para el día 21 de junio ante la Audiencia Criminal de Cook County. Antes de iniciado el juicio, se conocía el destino fatal de los acusados. Mientras se armaba el tinglado judicial se construía el cadalso para la ejecución. Se había dado comienzo a un “linchamiento legal”.

La policía no logró capturar a Partson; éste al conocer del proceso, con valerosa lealtad prorrumpió una mañana en la sala y fue a sentarse en el banquillo junto a sus compañeros. “Me matarán -dijo- pero no he podido quedarme en libertad conociendo que mis camaradas están aquí y se verían castigados por algo que, igual que yo, son inocentes” El juez Joseph E. Gary y el fiscal Julius S. Grinnell desempeñaron el papel de verdugos y serviles cumplidores del mandato de sus amos. Se presentaron testigos comprados, perjuros y contradictorios. Nunca se supo quien arrojó la bomba.

Los acusados encontraron la oportunidad de reiterar su convicción y compromiso. Spies recalcó: “Estas son mis ideas, no puedo renunciar a ellas… si queréis condenar a la gente a la pena capital porque se ha atrevido a decir la verdad –yo os desafío a citar una sola mentira que hayamos dicho– si la muerte es la pena que se impone al que proclama la verdad, ¡pagaré ese elevado precio desafiante y orgullosamente! Llamad a vuestro verdugo”. Louis Lingg, a sus veintiún años de edad, declaró: “EE.UU. es un país de tiranía capitalista y del más cruel despotismo policiaco… Desprecio vuestro orden, vuestras leyes, vuestra autoridad basados en la fuerza. ¡Colgadme por ello!” Adolph Fischer denunció: “Sé que es imposible convencer a los que mienten por oficio: a los asalariados directores de la prensa capitalista, quienes cobran por sus mentiras”.

Al bajar el telón el fiscal se pronunció: “condenen a estos hombres para aleccionar a los demás, ahórquenles para salvar nuestras instituciones, nuestra sociedad”. El 20 de agosto se dictó el veredicto de culpabilidad. No se los condenó por la acción de matar a un policía, “los juzgaron por el crimen de dirigir a los oprimidos”, se los iba a matar por la acción de atentar contra el sistema. A pesar de que en el proceso se demostró que éste era perverso, oprobioso e injusto. Los defensores: William P. Black, William A. Foster, Sigmund Zeiser y Moses Salomori, apelaron en septiembre ante el Tribunal Supremo, el cual reconociendo que existieron errores en el proceso y ausencia de pruebas, confirmó el dictamen del jurado. El 9 de octubre se pronunció la sentencia: los siete fueron condenados a muerte y Oscar Neebe a 15 años de trabajos forzados.[...]

¿SOMOS REALMENTE CONCIENTES DE ESTO?(part 2)

[...]

INVIERNO DE 1872
Un año después de la Comuna de París, en Chicago, miles sin hogar y hambrientos a causa del Gran Incendio, hicieron manifestaciones pidiendo ayuda. Muchos llevaban en pancartas inscritas las palabras “Pan o sangre”. Recibieron sangre. Corridos al túnel debajo del río Chicago, fueron abaleados y golpeados.

Después de 1877, las dos clases entendieron bien que pronto estallarían nuevos conflictos. En el horizonte, la burguesía veía una “Comuna Americana” y preparaba medidas sangrientas para reprimirla; en las ciudades principales convirtió los arsenales en fortalezas; transformó la Guardia Nacional en un ejército moderno con armas modernas –ametralladoras Gatling– contrató grandes ejércitos privados de informantes, matones y pinkertons –guardias privados–” (Del Obrero Revolucionario, No. 351, 14.4.1986).

Los empresarios gozaban de sus propias asociaciones y tomaron providencias para evitar la unión de los trabajadores. Se dictó la prohibición a la huelga, a la asociación, y respecto de los activistas se elaboraban “listas negras” de modo que quienes constaban en ellas no podían ser contratados en ninguna empresa. En la revista The North American Review se leía: “en EE.UU. nada garantiza al hombre el primero y más grande de todos sus derechos inalienables; el que el trabajador debe tener a todos los frutos de su trabajo”. De las propias estadísticas oficiales se establecía que los obreros recibían apenas el 15% de los bienes materiales que producían, apropiándose del 85% restante un puñado de dueños del capital.

LA ORGANIZACIÓN
En 1882 lograron el reconocimiento al derecho de organización. Pero es a fines de los años setenta y comienzo de los ochenta, particularmente, durante la crisis económica (1882-1885) que aparecen las primeras uniones o sindicatos en los estados de mayor concentración obrera e industrial (Nueva York, Pennsylvania, Massachusetts, Ohio e Illinois).

Más allá de las exigencias de los trabajadores europeos de limitar la jornada a diez y doce horas, se empezó a considerar que las nuevas condiciones tecnológicas y sociológicas, la debían reducir a ocho horas, y por ello ésta se constituyó en la principal reivindicación de la clase obrera. El Cuarto Congreso de la Federación Norteamericana del Trabajo (AFL), realizado el 7 de octubre de 1884, por moción presentada por Gabriel Edmonston, resolvió que a partir del primero de mayo de 1886 la jornada de trabajo duraría ocho horas. La consigna decía: “Un día de rebelión, no de descanso!… Un día de protesta contra la opresión y la tiranía, contra la ignorancia y la guerra de todo tipo. Un día en que comenzar a disfrutar ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas para lo que nos dé la gana”.

La imagen de la jornada de ocho horas, a los dueños del capital les pareció una sandez y un disparate, pero entre los obreros logró gran poder de convocatoria. Con tal propósito desde comienzos del año 86 se multiplicaron las huelgas. La efervescencia de los acontecimientos comprometió a un grupo de anarcosindicalistas, entre ellos Albert Parsons y August Spies, quienes dirigían la prensa obrera y daban orientación a los trabajadores, uno de sus postulados decía: “la libertad sin igualdad es pura mentira”. En 1876 se había fundado el Partido Obrero Socialista de América, pero en Chicago, en cambio, sus dirigentes, se desentendieron de la lucha obrera porque estaban embelesados debatiendo en la arena parlamentaria.

PRIMERO DE MAYO
Llegó el Primero de Mayo. En la fábrica de maquinaria agrícola Mackormic Reaper, en medio de la agresión y provocación diaria de esquiroles protegidos por la policía, se desarrollaba una huelga. El 3 de mayo, Spies se presentó para animar a los huelguistas con uno de sus tantos discursos. Le escuchaban alrededor de 6000 obreros cuando apareció la policía para escoltar a los rompehuelgas que en ese momento salían de la planta. No pudo concluir su intervención. Los precursores del Pentágono guardaban intenciones de cortar todo de raíz y apurar el desenlace, las instrucciones eran amedrentar y escarmentar. La ira demostrada por los trabajadores frente a los esquiroles fue razón suficiente para que la policía abra fuego, mate a seis y hiera a muchos de los reunidos. Esa misma noche Spies escribió …esta tarde mataron a seis de sus hermanos de la fábrica Mackormic, les mataron porque ellos, igual que ustedes, tuvieron el coraje de desobedecer la suprema voluntad de sus dueños. Les mataron porque habían osado pedir que se le redujera las horas del trabajo pesado. Les mataron para demostrarles a ustedes “libres ciudadanos de América”, que deben estar satisfechos y contentos por lo que sus amos tengan la condescendencia de permitirles, si no quieren ser asesinados…”[...]

SOMOS REALMENTE CONSIENTES DE ESTO?(part 1)

Son ciento veintiún años desde el primero de mayo de 1886. En Estados Unidos de Norteamérica, la historia oficial ignora o minimiza la importancia y sentido de las acciones heroicas hasta la muerte, que realizaron en Chicago los trabajadores, en su mayoría inmigrantes, por la reducción de la jornada laboral a ocho horas y el mejoramiento de las condiciones de vida de los obreros.

Ocultar, con el olvido, el crimen de asesinar a los hombres por sus ideas, no borra la vergüenza de acto tan despreciable. Por ello el mejor tributo que podemos ofrendar a los gestores de una de las luchas más trascendentales por la reivindicación de los derechos de los trabajadores, es refrescar la memoria histórica y recuperar su valor, sobre los hechos y su significado.

SITUACIÓN DE LOS OBREROS
La Guerra de Secesión (1861-1865) conlleva varios resultados para los trabajadores en EE.UU. Se producen grandes cambios socioeconómicos. El desarrollo de las fuerzas productivas consolida el gran capital; no obstante, entre las décadas de los setenta y ochenta, como resultado de la crisis de sobreproducción, se ocasiona la Gran Depresión que, sumada a la automatización de las labores específicas, provocó desempleo, disminución del salario y mayor explotación. “El exceso de mano de obra en los mercados de trabajo siempre ha debilitado las posiciones de quienes la ofertan garantizando las de quienes la compran” (A. Galkin).

Las injustas condiciones de sobreexplotación, el hambre y la incertidumbre repercutieron en la toma de conciencia y en la unidad del proletariado norteamericano. “El empleo asegurado y constante es una excepción” –dice el periódico obrero The Alarm– “el número de desempleados comprendidos los del agro ascendió a 3 millones, estos norteamericanos son libres de verdad! Pueden pasar hambre libremente, pueden mendigar libremente, pueden incluso morir de hambre, pero no son libres de hacerse ni siquiera esclavos”. Una familia necesitaba para malvivir 755 dólares por año, pero su ingreso era de apenas un poco más de 500. Trabajando 16 y 18 horas diarias un minero de Pennsylvania ganaba entre 2 y 2,7 dólares por día. Las condiciones se empeoraban por la inmigración y la concentración de la población en las grandes ciudades.

A estos hechos se añade la ausencia de una legislación laboral y de derechos políticos para los obreros, por lo tanto no tenían ningún peso en las decisiones de gobierno. En estas circunstancias bregaban por organizarse. En Europa soplaban vientos renovadores. Las nuevas ideas. El Manifiesto Comunista, la esperanza de liberación del proletariado. La experiencia de la Comuna de París. Sucesos que en las tierras nacientes alentaban los sueños proletarios. Chicago se convirtió en una ciudad de extranjeros: alemanes, irlandeses, bohemios, polacos, franceses, rusos. Aunque sus orígenes eran de pobreza, llevaban una llama visionaria. Un proletario se describió: “Bárbaros, salvajes, anarquistas ignorantes, analfabetos de Europa Central, hombres que no pueden comprender el espíritu de las instituciones americanas libres; de ellos soy uno”.[...]


Se celebra el Día Internacional de los Trabajadores en todo el mundo, en homenaje a todos los hombres y mujeres que cumplen con una esencial norma de vida, con anónimo esfuerzo, en las distintas actividades, logrando con su labor cotidiana, fortalecer el espíritu, forjar el carácter, y sentirse digno ante la familia y la sociedad en la que se inserta.

El "ganarse el sustento" otorga a la vez al individuo, Derechos y Obligaciones.

En dicho Congreso se propuso que a partir del 1º de mayo de 1886 se obligara al sector patronal estadounidense a respetar la jornada de ocho horas, y si no, se iría a la huelga, con mítines y concentraciones obreras.

Gracias a la incansable lucha del trabajador mecánico Ira Steward, en 1886, el Presidente de los Estados Unidos Andrew Johnson había promulgado la llanada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias.

Pero esta Ley no se cumplió, por lo que las organizaciones laborales y sindicales de USA comenzaron a luchar por su cumplimiento.

El 1º de mayo de 1886, los obreros unidos exclamaban: "A partir de hoy, sólo ocho horas diarias; ni una más". Con la negativa de la patronal, los obreros, (350.000 trabajadores), organizados, paralizaron el país productivo, con más de cinco mil huelgas.

El resultado fue exitoso para la masa obrera en todos lados, menos en Chicago.

El Chicago Tribune, según detallan las crónicas, publicó: «El plomo es la mejor alimentación de los huelguistas», y pedía para éstos prisión y trabajos forzados como «l única solución posible a la cuestión social».

Los enfrentamientos de los trabajadores de la fábrica McCormik llevaban más de dos meses de agitaciones, con los patrones y rompehuelgas contratados para tales efectos.

El 1º de mayo de 1886 el choque fue violento. Al día siguiente intervino la policía para dispersar a más de 50.000 manifestantes. El 4 de mayo se congregaron los obreros frente a la McCormik.

Fue rechazada la manifestación y hubo 6 muertos y numerosos heridos.

Se realizó un mitin en la Plaza Haymarket, donde los más destacados dirigentes sindicales harían uso de la palabra. En pleno acto, la policía recibió órdenes de dispersar a los asistentes. Una bomba estalló cerca de las fuerzas policiales, con un saldo de seis policías muertos, lo que provocó una reacción mayor de las fuerzas policiales que atacaron despiadadamente con un resultado de 38 muertos y 115 heridos.

Condenados algunos dirigentes a muerte el 20 de agosto, fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1886. (1)

Después de realizarse el Congreso Internacional de Trabajadores en julio de 1889 en París, fijaron el día 1º de mayo como día de ratificación de los derechos de los trabajadores y de reclamos contra las arbitrariedades sociales.

Al año siguiente, en 1890, quince naciones reunidas en Berlín, realizaron el tratamiento de la intervención del Estado en lo relacionado a las tareas laborales. Así nació la idea y la necesidad de crear un organismo internacional que velara por los Derechos y Deberes emanados del trabajo, así como informar y asesorar.

Así nació la Oficina Internacional del Trabajo, que más adelante se transformó en OIT (Organización Internacional del Trabajo), con residencia en Ginebra, bajo el control de las Naciones Unidas.

martes, 10 de agosto de 2010

Fotos conmemorativas


esta foto aunque muy graciosa muestra lo difícil que puede ser conseguir trabajo.

Pensemos en el Trabajador


En julio de 1889, la Segunda Internacional instituyó el "Día Internacional del Trabajador" para perpetuar la memoria de los hechos de mayo de 1886 en Chicago. Esta reivindicación fue emprendida por obreros norteamericanos e, inmediatamente, adoptada y promovida por la Asociación Internacional de los Trabajadores, que la convirtió en demanda común de la clase obrera de todo el mundo.

recordatorios del día del trabajador, en Argentina


En Argentina, el día del trabajador se conmemora desde fines del siglo XIX. El primer acto se realizó en 1890, en el Prado Español de Buenos Aires, y contó con la participación de numerosos movimientos obreros, integrados en su mayoría por inmigrantes -alemanes, italianos, españoles y portugueses-. Con este acto se inicia en el país la tradición de recordar, cada 1º de Mayo, el “Día del trabajador”
A partir de la primera presidencia de Juan Domingo Perón (1946-1952), la conmemoración del día del trabajador alcanzaría una notable importancia, organizándose celebraciones multitudinarias en todo el país. A raíz de las numerosas reivindicaciones obreras logradas por el peronismo, el 1º de Mayo se convirtió en un día emblemático; entre las diversas manifestaciones de la época se destaca la convocatoria de los obreros en la Plaza de Mayo, quienes llegaban en multitud desde temprano para escuchar el discurso del presidente Perón.

Día del trabajador


El 1º de Mayo se conmemora, en todo el mundo, el Día del Trabajador, que recuerda a los obreros ejecutados en 1887 tras el reclamo de reivindicaciones laborales. En la historia argentina, la fecha también resulta emblemática.(El 1º de Mayo de 1886, un grupo de obreros estadounidenses se movilizó en reclamo de reivindicaciones laborales, entre ellas el pedido de reducción de la jornada laboral a 8 horas. La protesta, llevada a cabo inicialmente por 80.000 trabajadores, pronto desembocó en una huelga nacional que afectó a numerosas fábricas. La fuerza demostrada por los obreros en su reclamo marcó un antes y después en la historia laboral, instaurándose aquella fecha como el “Día del trabajador”.)

sábado, 31 de julio de 2010

ya habiamos subido un poema pero este era de internet este lo creamos los integrantes del blog


a todos los trabajadores
que temprano se levantan
para poder trabajar

espero que hoy
en su día puedan descansar
pues lo tienen meresido

ojo no se acostumbren
pues, mañana vuelven
a trabajar.

sábado, 24 de julio de 2010

Trabajar

Trabajar es un derecho
de toda la humanidad.
Conservarlo y tenerlo
le dá al hombre dignidad.

El trabajo dignifica
nos brinda satisfacción,
tenerlo magnifica,
es una gran bendición.

Los hombres y las mujeres
se esfuerzan todo el día,
pensando en los que quieren
para que tengan comida.

Se levantan temprano,
tienen que madrugar,
como todo cristiano
para el sustento llevar.

Cuando salen de su casa
muchas horas suelen viajar,
deben ganarse la vida,
sin saber si volverán.

Con las manos gastadas,
agrietadas de trabajar,
lo hacen de manera honrada,
para no mendigar el pan.

Sufren muchas injusticias,
no se van a doblegar,
en su alma está la fuerza
lucharán por igualdad.

A los trabajadores:
¡Felicidad en su día!
sean médicos, maestros,
abogados o dentistas.

A los obreros, carteros,
jardineros o estilistas,
buen merecido descanso
por el esfuerzo que dedican.

martes, 15 de junio de 2010


[...] Adolf Fischer, uno de los dirigentes de la huelga, lanzó una proclama que circuló profusamente:
«¡Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik se fusiló a los obreros! ¡Su sangre pide venganza!»

Fischer invitaba a un mitin en la Plaza Haymarket, donde los más destacados dirigentes sindicales harían uso de la palabra. Estaban en pleno mitin cuando la policía recibió órdenes de dispersar a los asistentes. De pronto, una bomba estalló cerca de las fuerzas policiales, con un saldo de seis policías muertos.

Esto enardeció más a la policía que atacó despiadadamente con un resultado de 38 muertos y 115 heridos. Condenados algunos dirigentes a muerte el 20 de agosto, fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1886.

El 1º de mayo de 1889, queda instituido el Día Internacional del Trabajador, en la calle Prele de París, durante el Congreso de la Asociación Internacional de Sindicatos Europeos.

En Venezuela se celebra por primera vez en Maracaibo, el 1º de mayo de 1936. En 1945, el general Medina Angarita, Presidente de Venezuela, establece por decreto el Primero de Mayo como el Día del Trabajador, trasladando su celebración del 24 de julio fijada por López Contreras según decreto del 18 de abril de 1938.

Rómulo Betancourt va más allá. La Junta Revolucionaria de Gobierno, encabezada por él, dicta un decreto el 27 de abril de 1946, en el que considera que en la forma en que fue decretado el Día del Trabajador por el gobierno de Medina Angarita «lejos de beneficiar a los trabajadores y de constituir un reconocimiento a los esfuerzos de éstos, los priva del salario que ha debido acordárseles esa fecha en caso de no realizarse las labores.»

Por lo tanto, «el Primero de Mayo decretado Día del Trabajador se declara feriado y de remuneración obligatoria para los trabajadores en general, incluyendo los que efectúen sus labores en la agricultura y en la cría. Durante esta fecha no podrán efectuarse trabajos en las empresas o establecimientos sometidos a la Ley del Trabajo y al Reglamento del Trabajo en la agricultura y cría. Quedan exceptuadas aquellas labores señaladas especialmente por dichos estatutos legales».

lunes, 7 de junio de 2010

Cuando y Porque se creo el Día Internacional del Trabajador(Part.1)


En 1886, el Presidente de los Estados Unidos Andrew Johnson promulga la llanada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias, gracias a la incansable lucha del trabajador mecánico Ira Steward. Esta Ley no se cumplió, por lo que las organizaciones laborales y sindicales de USA empezaron a luchar por su cumplimiento.

En noviembre de 1884 se celebra en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor en el que se propuso que a partir del 1º de mayo de 1886 se obligara a los patronos a respetar la jornada de ocho horas, y si no, se iría a la huelga. Esta proposición se extendería por todo el país norteamericano, en mítines y concentraciones obreras.

Llegado el 1º de mayo de 1886, los obreros elevaron una sola voz: A partir de hoy, sólo ocho horas diarias; ni una más. Los patronos se negaron, por supuesto; pero los obreros, organizados, paralizaron el país productivo, con más de cinco mil huelgas. Se puede decir que el clamor de 350.000 trabajadores en las calles logró en parte el objetivo, aunque no con la misma rapidez en los distintos centros de trabajo. El éxito recorrió el país, pero en Chicago la cosa fue distinta.

El Chicago Tribune se atrevió a comentar en sus columnas: «El plomo es la mejor alimentación de los huelguistas», y pedía para éstos prisión y trabajos forzados como «l única solución posible a la cuestión social».

Los trabajadores de la fábrica McCormik tenían más de dos meses enfrentados a sus patronos y a los rompehuelgas contratados para tales efectos. El 1º de mayo de 1886 el choque fue violento. Al día siguiente intervino la policía para dispersar a más de 50.000 manifestantes. El 4 de mayo se congregaron los obreros frente a la McCormik. Los esquiroles rechazaron la manifestación y hubo 6 muertos y numerosos heridos[...]

martes, 1 de junio de 2010

dia del trabajador


el día de trabajador es el primero de mayo.
Y se festeja en todo el mundo